Hace muchos, michísimos años mi padre me regaló un bote de barro para lápices. Era marrón y tenía una franja horizontal en la que se leía la palabra lápices. Después de muchos tumbos y traslados el bote seguía conmigo pero la verdad es que estaba ya un poco perjudicado. Como es un bote al que le tengo mucho cariño y quería conservarlo, opté por lavarle la cara, como se suele decir. Así que me puse manos a la obra y así es como ha quedado. ¿Os gusta?
El trabajo está hecho con paciencia y Chalk Paint.